1 de febrero de 2019

Soy pirata, duende o troglodita.

¿Te has preguntado alguna vez cómo vive un animador infantil su trabajo?, ya sabes, cómo se prepara el personaje, la actuación, el sonido, el vestuario, etc....

Hoy contamos con la experiencia de nuestra compañera Marta Catalá, autora del blog "Viajar danzando", que nos va a contar con pelos y señales cómo vive en primera persona su trabajo como animadora infantil en Somnis.




Ring Ring Ring…… Ring Ring Ring…….. (Somnis, llamando)

- ¿Si?
- ¡Bon dia bombón! ¿Cómo tienes el finde? (así es como saludan las chicas de la ofi de Somnis).
- ¡Toda tuya!, ¿Qué tenemos?
- Tenemos una animación en las fiestas de un pueblo. Es una fiesta de Navidad en la que vais vestidos de duendecillos que han perdido el espíritu navideño y vuestra misión será encontrarlo junto con los peques que asistan a la fiesta. Seréis 3 animadores, ¿como te va?
- ¡Perfecto!, ¡gracias!, ¡chao!

Y así comienza la magia

Desde el momento en el que cuelgo el teléfono empiezo a formar mi historieta en la cabeza. Seré un duende de la navidad despistado y viajaremos por todo el mundo buscando niños que nos ayuden a encontrar la navidad perdida…

Quedamos dos horas antes en Somnis. Normalmente ya conocemos a los compis con los que vamos a compartir escenario pero me encanta cuando coincido con grandes profesionales de los que he oído hablar pero que aún no conozco. Este es el momento en el que vas a preparar el material y recogerlo todo para ir a la fiesta. ¡¡Esto sí que puede ser una verdadera fiesta !!

Subimos a la ofi y tenemos todo listo para revisar y cargar en el coche, desde la información bien detallada en la “infofiesta”, pasando por el vestuario hasta el equipo de música que le pondrá el toque de encanto a la animación.

¿Todo listo? ¿Sabemos llegar? ¿Ponemos GPS? ¡¡ Nos vamos !!

Una vez llegamos al lugar buscamos a la persona de contacto para que nos enseñe el escenario y comenzamos a montar.

Con todo en su sitio repasamos los juegos, las canciones y hacemos alguna adaptación dependiendo del espacio. Y es que es muy importante que el equipo de animadores estemos sincronizados y tengamos ganas de divertirnos pues te asegura una animación 10.

Ha llegado el momento de empezarnos a “convertir”. Primero el vestuario. Me gusta que esté perfecto y que no se vea que soy la animadora Marta, quiero ser de verdad esa duendecilla despistada. Para ello intento no llevar anillos y maquillarme adecuándome al personaje al igual que el peinado. Cuando voy cómoda con lo que llevo puesto, puedo llegar a creer que realmente soy la duendecilla que ayuda en Laponia.

Estas son mis animaciones favoritas, las que actuamos en la calle para montones de niños donde la música y la gente animada hacen que todo el mundo se acerque a ver qué está pasando. En las que nos subimos al escenario y una vez comenzamos a ver las miradas de todo el mundo… comienza la verdadera diversión.

¡¡ HOLA A TODOS Y A TODAS !!

La voz, los movimientos y las expresiones de mi cara cambian por completo (o eso intento siempre).

Me encanta pisar el escenario y de repente ser “Snowball” esa duendecilla que junto a sus compis busca la Navidad O ser “Troglo”, la troglodita que ha escapado de la máquina del tiempo la cual no habla, solo hace sonidos y le encanta hacer travesuras para que todos se rían.

A veces soy la capitana “Vinagreta” buscando el tesoro del Capitán Barba azul, gritando por los mares seguida de mi tripulación. O incluso mi payasa “Irish”, que baja de las nubes para hacer bailar a la gente…



¡QUE COMIENCE EL JUEGO!

¡ Acción !, ¡ música ! ¡historia!

Para mi lo más emocionante es cuando apareces por primera vez en el escenario y empiezas a ver como todo el jaleo de la espera cesa y comienzan a escuchar y mirarte con cara de ilusión mientras cuentas la historia: de dónde venimos, qué ha pasado y que tienen que hacer para ayudarnos.

Es muy emocionante ver como pequeños y grandes se meten en el papel.

Elegimos a niños y niñas, juego por juego a través de un hilo conductor y una ambientación. A esto les llamamos “pruebas” que deben superar para llegar a un punto final, dónde todo acaba con música y baile.

Todos y todas quieren subir, pero cada prueba está pensada para una edad, desde los más peques hasta los adultos. Algunos se enfadan por no ser elegidos, pero nos guardamos su cara en la retina para intentar subirlo en el siguiente. A veces nos volvemos locos por intentar que jueguen todos entonces hacemos juegos, sobre todo al final de la fiesta, multitudinarios donde todo el que quiera se puede levantar a jugar.

Tenemos una parte divertidísima en muchas de las fiestas donde participan los adultos. Ellos también han sido niños alguna vez y siempre los hay con ganas de subir a jugar.

Y así va pasando la historia. Pruebas conseguidas… ¡¡ FIN DE LA FIESTA !!




¡GRACIAS A TODOS Y TODAS POR AYUDARNOS A ENCONTRAR EL TESORO! ¡SIN VOSOTROS NO HUBIERA SIDO POSIBLE!
¡¡A BAILAR!!
Siempre acabamos la fiesta con música, aquí es donde nos motivamos y nos venimos más arriba que antes. Todos aplauden y saltan.

Me encanta este momento en el que miro abajo y veo sus caras donde encuentro la ilusión y la magia llega a mis pies y me hace saltar más alto, recorriendo todo mi cuerpo hasta llegar a mi corazoncito y quedarse ahí para siempre.

Llega el momento de despedirnos. Decimos hasta pronto y recogemos con una sensación inigualable.

Una animación así es como una terapia, llegas cansada a casa pero llena de energía y magia.

Lo importante de este trabajo es que tiene que salir de dentro. Ofrecerlo y veréis como pronto vuelve a vuestro corazón con el doble de magia que antes. ¡ PROBADLO Y ME CONTÁIS!



Autora: Marta Catalá autora del blog Danzar Viajando.

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