7 de julio de 2016

Sobrevivir y disfrutar de las vacaciones en familia

Sobrevivir y Disfrutar de las Vacaciones en Familia


Qué diferentes se han vuelto mis vacaciones desde que soy madre. Muchas veces recuerdo con añoranza esos viajes con amigos o en pareja, donde lo importante era disfrutar al máximo comiendo, bebiendo, visitando museos, ferias, festivales de música, y un largo etcétera... Con un bikini, un pareo y el monedero ..... ¿sabéis de lo que hablo, verdad?


Seguro que estas imágenes te recuerdan algo..... Vacaciones en Familia 


Pero llegan los hijos, claro que por decisión propia, y a partir de ese momento todo cambia, tu vida, tus horarios, tus hábitos....... y tus vacaciones.


Sigues esperando con ansia el día en que te despides de los compañeros de trabajo, del jefe y dices "hasta luego Lucas", pero ahora, no todo depende de ti, bueno en cierto modo claro, tus hijos, las maletas, los preparativos, la revisión del coche, la lista interminable de cosas que no te puedes olvidar en casa..... todo eso sí depende de ti. A lo que me refiero es que ahora disfrutar ya no solo depende de ti y de tus ganas de divertirte, ahora disfrutar de las vacaciones en familia, supone muchas veces un acto de supervivencia.


Y cada año, conforme van creciendo, el planteamiento, la problemática y las decisiones van cambiando, no es lo mismo un bebé, un niño, un preadolescente que un adolescente.....


Hoy quiero compartir con vosotros un artículo que leí hace tiempo de Rocío Ramos-Paúl, más conocida como la "SuperNany", para ABC y que me pareció interesante y completo.


Nadie como tú conoce tu familia, pero siempre es bueno, antes de iniciar las vacaciones, "refrescar" la memoria de todas aquellas cosas que finalmente ocurren y para las que has de estar preparado si quieres que las vacaciones en familia puedan ser disfrutadas en familia y no acabar con un ataque de nervios y lleno de frustraciones.


1. Ser conscientes de la edad de los niños

Los padres no pueden pretender hacerse el viaje de su vida a las Maldivas si los niños tienen cinco años porque el cansancio de los pequeños arruinaría cualquier aventura de descubrir lugares nuevos. El viaje soñado resultará un desastre.

2. Exprimir el día

Hay que tomarse estos días con amplitud de miras y pensando en que hay que aprovechar al máximo el tiempo libre con la prole. No estamos acostumbrados a pasar tantos días sin una detallada organización o rutina y a veces, sobre todo a los adultos acostumbrados a intensas jornadas laborales, les cuesta más. Aunque uno se sienta cansado debe animarse a hacer esa caminata que tanta ilusión le hacía pensar cuando aún estaba en la oficina, aprender a navegar o cualquier otra actividad que tuviera pensada.
La falta de rutinas debe ser aprovechada para que los más pequeños aprendan que en la vida también existe flexibilidad y excepciones a lo establecido: acostarse más tarde, comer a otra hora que no sea la habitual... Eso sí, si los padres están por la noche cómodamente en una terracita con los hijos y se acuestan a la una de la madrugada, los padres deben tener asumido que al día siguiente los niños se pueden levantar de mal genio. No pasa nada. También aquí hay que ser flexibles y adaptarse a lo que supone tomar ciertas decisiones. Lo importante es que el día anterior se disfrutó mucho en compañía.

3. Echar la siesta

La siesta, un clásico del verano. Si los progenitores desean dormirla, para que ese tiempo sea más tranquilo se puede aprovechar a dejar a los niños los aparatos tecnológicos (móviles, iPad, televisión) o inculcar el tiempo de lectura. De esta forma estarán más tranquilos, concentrados y en silencio. Se debe explicar a los hijos que los adultos también tienen derecho a descansar.

4. Aprender con acciones rutinarias

Si por la mañana hay que recoger el desayuno, ordenar la casa etc., se puede aprovechar, según la edad de los pequeños, para que colaboren y aprendan determinados hábitos de responsabilidad y colaboración. Si son demasiado pequeños para asumir ciertas tareas, mientras los padres se organizan a los pequeños se les pueden presentar actividades dirigidas para que pinten, hagan figuras de plastilina, puzzles..., que les mantenga activos y creativos.

5. Noches en familia

La noche es un momento muy adecuado para participar todos juntos en juegos de reglas -cartas, la oca, el parchís...-. Los pequeños estarán tranquilos, no habrá necesidad de estar diciéndoles "¡estate quieto!" ni regañarles. Será un momento de juego más relajado muy adecuado para antes de ir a la cama a dormir.

6. Negociar 'el plan del día'

En función de la edad, se puede negociar 'el plan del día' para que a su término todos hayan hecho algo que les guste. Si los padres quieren visitar un museo, ante la negativa de los hijos, se les puede plantear un fin de jornada atractivo como ir a una hamburguesería a cenar, ir a un parque temático...

7. "¡Me aburro!"

A partir de los 8 años, la frase favorita de los niños y niñas es 'me aburro'. Hay que perder el miedo a escucharla. No pasa nada porque se aburran de vez en cuando. Los padres no deben dejar que esta afirmación les arruine sus días. Aún así, lo mejor es optar por un destino que incluya actividades aptas para cada edad. Otra opción es 'invitar' al pequeño a que sea él el que diseñe el plan del día: dónde ir, cómo gestionarlo con el dinero previsto...

8. Lidiar con adolescentes

Si los hijos son adolescentes, su desidia pondrá a prueba la paciencia de cualquier padre. Es interesante la posibilidad de invitar a algún amigo para que pueda pasar unos días con la familia, o prometerle que se hará una escapada al pueblo de al lado para que vea a sus amigos.

9. Aumento de la autonomía

Ser cautos con la flexibilidad que se ofrece a los adolescentes. El verano "suele marcar" el comienzo de la adolescencia. Con el tiempo libre al hijo se le deja llegar más tarde a casa, se le da más dinero para que lo gestione, se le permite bajar solo a la piscina... Son cambios habituales en estas fechas, lo que aumenta su autonomía y responsabilidad. Después de esto, la vuelta atrás no es posible.

10. Establecer tiempos


Armarse de paciencia si se va a la casa del pueblo o de la playa de la familia política. Lo recomendable es establecer los tiempos que se van a pasar en común. Es decir, si, por ejemplo, están todos juntos por la mañana en la playa y en la comida, que por la tarde no haya problemas porque los padres e hijos hagan una actividad solos por su cuenta, sin los abuelos o suegros. Incluso, estar en casa de los suegros puede servir para dejar con ellos a los niños y que la pareja pueda disfrutar en soledad y reforzar su relación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario